El equipo de Gallardo mostró algunas deficiencias en el fondo y sufrió con pelotazos a las espaldas de los centrales que permitieron llegadas muy claras, pero después del gol de Enzo Fernández, ajustó los tornillos defensivos y mantuvo un nivel de precisión en el toque muy alto desde la mitad hacia adelante. Con un solo referente de área, sus volantes con mucha llegada inquietaron siempre.

El primer gol llegó después de un error de Frías, que tras un mal control intentó salir jugando entre varios jugadores rivales y perdió la pelota permitiéndole a Simón habilitar a Enzo Fernández para que definiera con un lindo zurdazo. A esa altura ya Fernández se perfilaba como el mejor del equipo.

En el resto del partido se mantuvo un escalón por arriba de Enzo Pérez y Santiago Simón, que también subieron al podio. Simón fue el autor del segundo gol (el primero en River) con un remate bien colocado desde el borde del área que no pudo controlar Unsain muy pegado a la raya.

River, con sus juego atildado y profundo,  pudo haber logrado una diferencia mayor si Julián Alvarez, que participó mucho en el toque de su equipo, hubiera estado un poco más preciso en la definición. El delantero de la Selección tuvo por lo menos tres situaciones claras que no concretó por mérito del arquero de Defensa o errores propios.

El equipo local malogró por lo menos tres llegadas claras en el primer tiempo porque Merentiel estaba desafilado. Llegó al descuento medio de carambola, con un rechazo de Casco que dio en Bou y se metió por sobre la cabeza de Armani y tuvo además un tiro en el palo. Bou y Pizzini fueron también figuras destacadas en un encuentro bien jugado, entretenido, que mantuvo la tensión hasta el final. Fue tan bueno, tan limpio y tan interesante que no pareció un partido del torneo argentino.